Luego de la dura derrota del seleccionado mayor por 3 a 1 ante Venezuela, instante s después, el sub-17 perdió de igual manera 3 a 0 contra Uruguay. La explicación del fracaso de un conjunto en comparación con otro, separados por una escasa diferencia horaria.

 

Era mucha la expectativa que teñía a los hinchas argentinos respecto al partido de ayer. La vuelta de Messi era quizás lo más atractivo.  Lo que más se esperaba era verlo esparcir la magia que cada fin de semana reparte a galones en Barcelona. Y más todavía con un plantel renovado, en el cuál muchos de los que formaban parte, no compartieron siquiera vestuario con el número diez. Era, un marco ideal, sinceramente. Por lo menos acá, en nuestro país. En Madrid, la historia fue distinta, se vio en la poca asistencia, pero eso no incumbe ahora.

El caso es que en lo esquemático, se visualizaba una curiosidad conceptual. ¿Línea defensiva para detener un solo delantero? Si, con la idea de tres en el fondo y mandar a correr a los laterales. Dos volantes de juego, está bien. Y una delantera rara, novedosa, pero de gran nivel.

En una clara referencia al programa televisivo “Destruido en segundos”, a los cinco minutos de haber empezado, Rondón clavó un golazo para sorprender a la defensa y dejar al técnico Scaloni con una mano en la boca en señal de duda. A partir de ahí, descontrol, cambios de alineación, desorden, inseguridad. No vamos a negar que existiera alguna que otra chance (de parte de los pies de Lionel), pero quedó claro que era una cuesta arriba constante. Incluso después del descuento, ni siquiera se percibió que el empate sea una realidad alcanzable. Para nada. También en ese período se notó lo peor de los últimos tiempos. Asimilable a la caída contra España. No al mismo nivel de magnitud, pero se puede asociar.

En resumen, todo eso deja evidenciado el marcador final de 1-3. No hay ninguna discusión por establecer. Venezuela fue un claro vencedor, que hasta pudo llegar a una goleada escandalosa. Pero no es momento de meternos en hipocresías. De hablar /escribir porque el espacio es gratis. No se va a ver frases como “Tiene que volver Agüero”, “El técnico no sirve”, “Tiene que venir Montoto a dirigir”, etc.

Hay que volver a una cuestión que ya se ha planteado (Véase  “¿Qué proyecto fracasó?”) El problema de la falta de proyecto, de trabajo en las juveniles, se ve claramente. Y encima otro ejemplo de un laburo bien hecho, es justamente la Vinotinto. Es espectacular el rendimiento que tiene desde hace unos años este conjunto. Coincide también por cómo la balanza en el historial del último tiempo se ha movido con unos porotos para su lado. Pero no fue de un día para el otro. De la noche a la mañana no salió la camada de Peñaranda, Soteldo o Machís, Josef Martínez. Tienen un tiempo importante de gestación. Pero además, Dudamel tiene un proyecto. Eso es lo más importante. Y tiene los recursos, el apoyo, para llevarlos a cabo.

 

La culpa, hoy por hoy no es de Scaloni, que a pesar de que  tuvo errores fatales en la noche madrileña, es simplemente el que da la cara después de años de no consolidar nada. Lo mismo Aimar, él no tiene ningún cargo asignable en la caída 0-3 contra Uruguay, que no tenemos por qué ocultar nada, pero tuvo un buen rendimiento a pesar de los tres tantos recibidos. Él es el hombre de la foto lamentablemente. De la portada de un diario deportivo que analiza el presente como  si fuese lo que pasa nada más. Tal como si detrás no existiese un paradigma de decadencia pronunciada.

Por el lado del ex lateral mundialista, parte de su plan, de dar rodaje a nuevos futbolistas, está bien. Pero tampoco tienen un respaldo. Hay muchos que no han tenido grandes actuaciones en juveniles, o que incluso han pertenecido a camadas olvidables por su desempeño final (caso Musso). Por eso no sólo hay que quedarse en las nuevas caras. Reiteramos, todo empieza desde abajo. Aimar está iniciando una nueva etapa, por eso decimos que es sólo la cara actual que tapa la mala planificación. Es potencial que revierta el presente actual, pero para eso no debemos caer en locura.

La presión por ganar algo ya, está carcomiendo lentamente la cabeza de muchos. Todo desde el 2014. Uno de los tópicos más discutidos es ¿Acaso Messi se puede retirar sin ganar algo con la Mayor? Muy probablemente. Si se cae en desesperación, de apresurar todo, de sumergirnos en la prepotencia, sí. Por eso también coincido con la idea de un equipo aparte de él, porque ¿Cuánto tiempo más seguirá en ese nivel? No lo sabemos, pero lo que sí hay que tener en claro, es que si es serio el propósito de refundación, hay que trabajar duro desde abajo.

Jamás hay que hablar con el potencial, es malo. Nos lleva a ilusiones que por ahí no hubiesen tenido ese matiz. Pero el último que tuvo buenas intenciones de proyectar y manejar las cosas a su debido modo, fue el Tata Martino. Su juego, es discutible. También le tocó un presente de mucha presión en las copas América, pero eso es otra historia. El plantel sub 23 que casi arma para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, era por lejos, envidiable. Pero entre los clubes europeos, y el pésimo manejo de la dirigencia del fútbol argentino, llevaron a su renuncia. Y lo que vino después es historia conocida. El desastre. El de pasar de un estilo a otro, de pensar que tal persona es salvadora, esta no. Hasta llegar a lo que tenemos hoy en día.

Será cuestión de ver. Si es serio lo proyectado por Scaloni. Si se puede desenvolver bien, si tiene los recursos necesarios, tanto para él, como para los juveniles, bienvenido sea. Pero si sólo es un técnico de paso, que quiere tapar con caras nuevas una nebulosa que es hoy la AFA, que siga de largo.

Es temprano para sacar conclusiones claras. Todo tiene que ser rápido, la Copa América está ahí a la vuelta de la esquina, al igual que las derrotas en el sub 17, pero si perdemos la cordura por ganar algo ya mismo ¿Qué nos queda? ¿Volver a darle las llaves de la albiceleste al primero que se proclame el mesías salvador?

No, tenemos que parar la pelota y pensar.

 

Por Leandro Quiroga