Los Andes perdió una vez más en su estadio 1 a 0 ante Almagro por la fecha 12 de la B Nacional y estira a once partidos su racha sin victorias.

 

No es agradable extrañar. En cierta parte se siente un vacío muy grande. Más que nada en el fútbol. Es complicado reemplazar jugadores, directores técnicos o largos invictos. Y resulta aún más triste cuando lo que se extraña es la victoria. El triunfo, el desahogo, la posibilidad de sumar en una tabla de posiciones de a tres unidades.

 

Desde la fecha 20 del torneo 2017-2018 que Los Andes cosechó empates y caídas. Esta edición no es la excepción. Por tal cosa o por otra, se hizo esquivo la posibilidad de ganar. Por eso, en la previa se hablaba mucho de eso. La consigna era “Hoy tenemos que ganar si o si”. Varios en sus charlas mencionaban el gusto amargo que quedó tras la visita de Rafaela hace un par de semanas. La popular también se tatuaba esta consigna en los torsos desnudos que saltaban al compás de los tambores. Hay que destacar esto. Porque absolutamente toda la parcialidad tuvo apoyo incondicional para el equipo tanto en momentos de adversidad, como de anhelo.

 

Del otro lado estaba Almagro. Justamente la semana pasada consiguió imponerse ante Atlético Rafaela, por lo que llegó a zona sur entonado ,con ganas de seguir sumando y escalando puestos en busca de ese tan soñado ascenso a Primera División.

 

Los primeros minutos fueron bastante tranquilos. Sin sobresaltos. Exceso de planitud en cuanto a juego. La pelota quemaba. Nadie se decidió, ni la paró y comenzó a jugar. Todos se tiraban la responsabilidad de tenerla. Algunos de a ratos podían tejer alguna jugada asociada, pero la complicación llegaba en tres cuartos del campo. Para definir, nadie se presentaba. De a poco aparecieron igual, algunos disparos, pero muy débiles. Jonathan Torres tuvo una muy buena posición cuando quedó habilitado de frente al arco, se acomodó, pero no le logró dar violencia a su remate.

 

En un centro que envió Fornari, Lucas Chacana aprovechó para conectar de cabeza. Le dió buena dirección, pero le faltó potencia. Un fanático en la grada gritó eufórico “¡GOL!”. Claramente, muchos se dieron media vuelta para observar detenidamente con mirada amenazante. Aunque no se lo puede culpar. La falta de gol se hacía sentir y mucho. Al igual que las situaciones claras, se contaban con los dedos de las manos.

 

Cerca del final del primer tiempo. El conjunto local tuvo una ocasión clara, en su volante creativo Marcos Quiroga. Amortiguó la pelota con el pecho dentro del área y enganchó esperando encontrar un hueco. Disparó, rebotó la pelota en García y controló sin más problemas Calvino.

 

Un equipo que está en zona roja, y que encima de eso no puede resolver con éxito ninguna jugada, padece los ataques en su contra más que nunca. En esa misma jugada, se comenzó a transitar el mediocampo con rápidos pases, hasta que un pase raso lo encontró a Torres, que definió al lado del arquero. La pelota fue lentamente buscando el ángulo inferior derecho, pero le faltó fuerza para lograr el contacto con la red. Franco Pepino sin dudarlo corrió hasta la misma, y la sacó del campo de juego para disipar el peligro.

Así, finalizaron los primeros cuarenta y cinco minutos del cotejo. Con mucha paridad, poco juego  y abuso del pelotazo. Siendo francos, básicamente lo que ambos planteles mostraron en estos meses de actividad futbolística, eso sí, con resultados sumamente distintos.

El complemento fue bastante similar. Seco. Llano en el rubro de chances o acercamientos. Tenemos que remontarnos al minuto 17 recién, para poder relatar un hecho de tales magnitudes. Después de un córner fallido, el rechazo iba directo a la posición de Enzo Benítez, que intentó calzar la volea y no pudo, eso sí, como respaldo apareció Turraca que sacó de la galera, un derechazo formidable, que lo hizo moverse un poco a Calvino, que tuvo una excelente respuesta.

Luego, llegó el gol de Los Andes, tras un buen pivoteo de Quiroga, una buena habilitación para Morales que asistió a Lenci, que la empujó. La locura se desató en la hinchada. Muchos se abrazaron o revolearon camisetas, o banderas. Era un desahogo. Pero el línea ubicó a todos de nuevo en la cordura (o no) al levantar el banderín y dictaminar fuera de juego.

Marcos Litre aceleró un poco los corazones. Calzó un rebote en la puerta del área, con una volea espectacular, pero aún más destacable e impresionante, fue la volada de Requena, que como pegó el salto exacto para meter el manotazo, y de esa manera sacar una pelota, que no sólo iba con potencia, si no que también tenía mucho veneno. Obviamente, se ganó el aplauso general.

 

Comosi fuese un espejo de lo que aconteció la semana pasada, Almagro encontró agua en medio del desierto de Atacama. En el final del partido, Acosta, que ingresó para buscar alternativas ofensivas, le pegó un puntazo a la pelota (no muy fuerte), pero que descolocó a Requena, que no pudo contener, derivando la dirección hacia el medio. Todo el público vio con desazón, impotencia, y angustia, como Damián Arce apareció desde atrás de todo para definir a los 90’ el resultado de 1 a 0. En este caso, la locura y alegría, fue para el lado Tricolor, que con estos tres puntos de oro, queda a cuatro de los punteros Chicago y Sarmiento (que todavía debe un partido) y se asegura en cierta parte, un lugar en el reducido, al menos hasta el año próximo.

 

Por el otro lado, nada más que agregar. El DT de Los Andes se encargó de decirlo todo.

 

En la conferencia de prensa expresó su angustia y admitió que no sale nada, que cuesta todo, y que un mínimo descuido puede llegar el gol del rival. Porque eso fue lo que sucedió. En los últimos minutos, cuando pareció que al menos un punto se quedaba en casa, cayó el baldazo de agua fría para apaciguar cualquier deseo de sumar. Es decepcionante el andar del equipo de Lomas de Zamora en esta edición del torneo. Apenas cuatro empates. Dos de ellos 0 a 0. Solamente dos goles. Y 7 derrotas, dentro de las cuáles, se encuentra esta última, de la que se puede rescatar que al menos se puso un poco más de garra. Pero eso no alcanza. Está bien que es algo importante los famosos “huevos”, se puede tener aguante, o todo lo que se pueda mencionar en cuando nos referimos a ese rubro. Pero si tenés once jugadores que no se encuentran, no se asocian, no tienen más lugares para sacar ánimos para seguir adelante, entonces la situación es deplorable. La próxima semana, será la hora para visitar a Platense en Vicente López, el último partido de la agenda del año, si estira aún más la racha, el descanso de verano será esencial para cambiar un poco las cabezas, que para esta altura, están desgastadas.

Por Leandro Quiroga