El xeneize sufrió más de la cuenta, en una Supercopa que siempre le fue esquiva, y derrotó a un aguerrido Central luego de un 0-0 disputado y una emocionante tanda de penales.

 

Los comandados por Alfaro fueron superiores al canalla durante los 90, pero los minutos pasaban y no encontraban la manera de superar la muralla defensiva que los de Cocca le proponían. El primer tiempo fue bastante dividido, los de la Ribera eran levemente superiores, pero no tanto. El canalla tuvo sus acercamientos e incluso incomodó un poco a Andrada.

Sin embargo, el segundo tiempo fue un monólogo de Boca. Decididamente mayor a su rival, los dirigidos por Alfaro llegaban al área rival pero no concretaban increíblemente .Sin ir más lejos, hubo un triple palo, que pareciera que entró en un punto.

Por si algo de emoción le faltaba al partido, la situación llegó a los penales. Los 6 de Boca fueron perfectamente ejecutados, mientras que los de Central 5 fueron perfectos y el último, de Rinaudo, fue flojo; un remate que no fue ni esquinado, ni fuerte, a mediana altura, Andrada lo tapó sin mayor dificultad.

 

Se acabó una pesadilla para Boca, una copa que le era más que esquiva (la perdió en 2013 ante Arsenal, en 2016 ante San Lorenzo y en 2018 ante River) y que ahora logró ganar para sacarse una vieja espina. Tanto por las finales que el xeneize venía perdiendo, por las eliminaciones contra el clásico rival, porque esta copa le era muy esquiva y esta es la primera vez que la gana; por todo esto y más, esta copa es significativa dentro del entorno boquense.

 

Por el otro lado, se profundiza la crisis futbolística en Central, no gana, no juega bien, su hinchada protagonizó una “protesta” al no comprar las entradas y su dirigencia sigue cuestionada al sacar a un ídolo como Bauza. Quizás era complicado y hasta casi un sueño ganarle esta final a Boca, pero el club rosarino la necesitaba más que nadie. Y ahora comienzan a hundirse en un océano, porque recordemos que en la próxima Superliga, comenzará en puestos de descenso.

Por Franco Janczewski