Artículo de David Niebla

Derrota del Real Betis en su primer duelo de Europa League. Los verdiblancos completaron un partido bastante discreto ante un Rangers que hizo gala de su fútbol vertical e intenso y que acabó llevándose la victoria en una de esas acciones que toda la vida se han visto por los campos de las islas.

Tras caer apeado ante el Manchester United en los octavos de final de la pasada edición, el Real Betis regresaba hoy a una Europa League en la que, por ahora, no ha logrado ofrecer su mejor cara. En estos últimos años, los verdiblancos han mantenido un nivel más que notable en Liga y Copa del Rey, pero no han podido mostrarse tan fiables lejos de nuestras fronteras.

Para su reestreno, los béticos se medían al Rangers, conjunto que no pudo superar la fase de clasificación de la Liga de Campeones y que tampoco anda muy fino en la Premiership (ocupa el cuarto lugar, con nueve puntos). Pese a ello, y dado que en su feudo son un rival siempre duro, el duelo se antojaba una buena piedra de toque para calibrar el avance de un proyecto andaluz que tampoco es que haya dejado grandes sensaciones en el comienzo del curso.

El duelo arrancó vibrante, con un ritmo alto y continuas idas y venidas. En una de ellas, de hecho, pudo haber llegado el primer tanto del partido, pero Rabbi Matondo resolvió de mala manera un mano a mano ante Claudio Bravo y libró de un buen sofoco a un cuadro visitante que, digerido el susto, fue creciendo gracias al criterio de Isco y la chispa de Ez Abde. Eso sí, el marroquí se mostró demasiado individualista en varias acciones.

La segunda parte arrancó igual que la primera, con fútbol apasionado y Matondo fallando una ocasión más bien clara. Eso sí, en esta ocasión, es justo añadir que la presencia de Héctor Bellerín complicó el remate de un balón bien servido desde la derecha por Dipo Sima. Eso sí, lo que esta vez no se repitió fue la rápida reacción del Real Betis. Es más, los verdiblancos tardaron en entrar de nuevo en faena y concedieron al Rangers la posibilidad de vivir más cerca de su área y de hasta estrellar dos balones en la madera, tras sendos disparos de Tom Lawrence y Borna Barisic.

Lejos de reaccionar tras este par de avisos, el cuadro andaluz siguió sesteando y dio alas a ese clásico juego corajudo de un combinado escocés que, sin florituras, comenzó a sumar llegadas y saques de esquina. En uno de ellos, fruto del ímpetu con el que siempre afrontan estas acciones, el balón se convirtió en una bola de pinball y al enésimo rebote, Dipo Sima acabó arrollando el esférico en dirección a la red. De hecho, además del balón, cruzaron la línea de gol el propio Sima, un compañero y hasta el aliento de los cerca de 50.000 seguidores que llenaban el Ibrox Stadium

Reaccionó el Betis más por obligación que por verdadero convencimiento y, por ello, ni logró poner en verdaderos apuros a Jack Butland ni, mucho menos, igualar un encuentro que deja claro que Europa sigue siendo un terreno aún hostil para un equipo que debe jugar a más revoluciones si realmente quiere llegar lejos en el torneo.