Quique Monleón Ciurana

Victoria importante antes de poner rumbo a la batalla de Dortmund. 

Los de Simeone, pese a la nefasta gestión de primera parte, supo ponerle las cosas difíciles al equipo revelación de la temporada y se lleva tres puntos fundamentales en la lucha por la tercera plaza que y a día de hoy, sigue ocupando un Gerona que no pudo contra los hombres de un Diego Pablo que y como todos los que agolpaban las gradas del Metropolitano la tarde soleada de hoy, tenía la cabeza puesta en el partido de vuelta ante el Dortmund donde el Atlético se juega volver a unas semifinales casi 8 años después. Pese a tener la fecha marcada en la semana próxima, el partido de hoy no pasaba desapercibido, por ello, Simeone saldría con todo con tal de tumbar a un equipo que está haciendo las cosas bien en liga y ya fue capaz de ganarle en un rocambolesco partido que y cuando estaba desembocado al empate, apareció Ivan Martín para desajustar todo plan final por parte de los que a día de hoy serían locales.

Pese a jugarse la temporada el próximo martes, el Atleti salía con la mayoría por no decir todos de los titulares siendo Giménez la baja más sensible y con el que sí se pensó dar descanso de cara al encuentro en el Signal Iduna Park. Oblak estaba bajo los palos, Nahuel Molina y Riquelme en los famosos carriles de Simeone, Reinildo, Savic y Mario Hermoso para la salida de balón. En la sala de máquinas encontrábamos a los incombustibles De Paul y Koke junto a Saúl, quien viene siendo de la confianza del Cholo esta temporada mientras que arriba descansaba Morata para dar entrada al siempre eléctrico Correa y el que no falla, Antonie Griezmann.

Por parte de Michel, que llegaba al Metropolitano haciendo historia con su Gerona, que, y tras haberlo tenido líder una infinidad de jornadas, se mantiene firme en una tercera posición que lo llevará a Champions la semana que viene (a menos que un desastre final arruine todo plan cosechado hasta este último tramo de temporada). Con Gazzaniga bajo los palos, el impredecible Miguel Gutierrez en banda izquierda, David Lopez y el siempre destacable Blind y por banda derecha Eric Garcia, que daría de que hablar desde bien pronto. En la sala de maquinas se encontraba el multiusos rompelíneas de Aleix Garcia junto a Jhon Solis, Savinho en banda izquierda y un novedoso Yan Couto, novedoso puesto que hoy jugaba fuera de su posición natural a causa de la baja de Viktor Tysgankov. 

Y bajo el sol resplandeciente en San Blas-Canillejas, echaba el balón a rodar en lo que se preveía un partidazo. Y fue partidazo porque no pasado los primeros cinco minutos de juego ya estábamos cantando el primer gol del encuentro puesto que Yan Couto, quien desempañaba una posición todavía más ofensiva a la que nos tiene acostumbrados, bajaba un balón en vertical casi desde las nubes y servia en bandeja a un Dovbyk que sigue de dulce y cerca de la veintena de goles en su primera temporada en la mejor liga del mundo. Pese a recibir un gol prontamente, el partido de los del Cholo seguía su curso y, pese a servir en bandeja el balón a un equipo que con el esférico en su poder es muy peligroso por el juego directo y sin tapujos que crea, los rojiblancos tuvieron sus respectivos acercamientos, la mayoría yéndose por encima del travesaño pero que daban a entender que no estaba dicho pese a que el resultado estaba en contra desde muy pronto. 

Llegados al ecuador del primer tiempo y tras muchas recriminaciones al árbitro a causa del juego violento y descarrilado empleado por el Gerona con tal de sacar a los atléticos del encuentro, Griezmann serviría un balón a área siendo el remate de Hermoso interceptado por las mano de un Miguel Gutierrez que y como nos tiene acostumbrados, estaba marcando un partido de box to box, participando en lo ofensivo como en lo defensivo donde tenia una tarea como era el frenar las posibles envestidas de Nahuel Molina que y pese a dejar muchas veces en evidencia la banda derecha del Metropolitano, se asentaba hoy puesto que Llorente estaba en el banquillo.

Aceptado el penalti, Griezmann solo tuvo que mandarla algo más lejos del alcance de un Paulo Gazzaniga que incluso llegó a rozar una pelota que estaba destinada a conceder el empate a una grada que coreó el nombre de su entrenador en innumerables ocasiones la tarde d hoy y es que y aunque pasen los años, la relación grada-Simeone está como el vino: mejora con el tiempo.

Y cuando parecía que nos íbamos al descanso, el que más fresco estaba, el que acababa de salir, Alvaro Morata Martín, recuperaba un balón casi perdido en la linea de cal y se lo servía a un Correa que, y tras apartarse del balón para no caer en fuera de juego, se alzaba por los aires para enviar el balón lejos del alcance de un Gazzaniga al que le habían complicado la tarde en los 10 últimos minutos de juego. Dejando el árbitro jugar un pelín más, nos iríamos al descanso tras una primera parte de más de 50 minutos donde el Atleti, tras un oscuro inicio concediendo mucho atrás supo reponerse y con sus delanteros haciendo cosas de delanteros como es marcar goles.

Metidos ya del todo en las tres de la tarde, los telespectadores podían elegir entre echarse la siesta o seguir viendo el espectáculo, los que no tenían esa suerte de elegir eran los casi 50000 que ocuparon las butacas en el soleado y madrileño sábado 13 de abril, entrada muy buena pero que queda algo lejos de lo visto ante el Dortmund la otra vez donde sí se llegaron a pagar millonadas por ver al equipo dando la nota en los cuartos de final de una Champions con la que sueñan a orillas del Manzanares (viéndose reflejado en una pancarta sacada en la grada donde se podía leer el mensaje este año sí, dando a entender que era año de Champions para los atléticos).

La pelota volvía a rodar y con ella, Axel Witsel, quien se enfrentó a su equipo el pasado miércoles y que salía de suplente pensando obviamente en una de las finales de la temporada que tiene el Atlético de Madrid como es ese más que conocido partido ante el Dortmund (que Giménez y Witsel no estuviesen hoy en el once era un claro guiño del Cholo a que la prioridad pasa por estar en semifinales desde el próximo martes). Y, al igual que en la primera parte, el balón quiso entrar temprano tras un genial centro por parte de Rodrigo de Paul, quien estaba siendo de los rojiblancos en la tarde de hoy que se lo dejaba en bandeja a un Griezmann que solo tuvo que orientársela para más tarde fusilar a un Gazzaniga y un Girona que parecieron alzar la bandera blanca tras el gol encontrándose francamente noqueados y creando un juego lejos de lo visto en la primera parte estando a merced de un Atlético que a cada llegada creaba peligro. 

Llegados al ecuador de la segunda mitad, las tornas se habían cambiado por completo: el que chutaba a portería sin mucha suerte era un Gerona que no dejó de toparse con un Jan Oblak que, quitando el que no pudiese hacer nada al encajar el gol, realizó un nuevo partido donde estuvo muy seguro, más seguro que la defensa de un Gerona que en el día de hoy parecía de preescolar, lejos de la fiabilidad dejada las 30 jornadas anUN Atlético de Madrid que buscaba seguir engrandeciendo la goleada de hoy.

Sumergido el encuentro en los minutos finales, el resultado reflejado en el luminoso parecía ser del encanto de unos locales que frenaron en seco el asedio a portería rival, buscando el encantar a su afición con la toma de la posesión y desmentir que el Atleti es un equipo que solo sabe jugar sin la pelota, esto quedó totalmente retratado por las líneas de defensa y centro del campo atlético (al que se le tenía que sumar Morata, quien hizo un partido redondo) donde se pudo percibir que este Atleti cuando le dejas el balón te lo saca desde atrás enormemente bien. Por parte gerundense, poco a destacar, la entrada de Pablo Torre pareció darle velocidad a un centro del campo totalmente superado por el buen partido de los Koke y de Paul yéndose el equipo de Michel de vacío y con el miedo de perder esa tercera plaza que a día de hoy mantienen aunque teniendo al Atlético de Madrid a solo 4 puntos y con el gol average ganado, todo un mazazo para un Gerona que, pese a que soñar con la liga era una cosa complicada, seguro que tenía en mente lo de acabar lo más alto posible.

Pitado el final, alegría para unos, vencimiento para otros, los de casa ya podían enfundarse del todo en el soberano partido de martes mientras que Michel no le queda más que rezar para que a este equipo, que hoy ha ido de más a menos, no se le quede grande la zona Champions.