Argentinos Juniors derrotó a Arsenal de Sarandí por 2 a 1 en el estadio Diego Armando Maradona y le mete presión a Boca, que aún debe visitar a Defensa y Justicia en Florencio Varela.

Ambos sorpresivos candidatos porque ambos están arriba peleando la punta. Sorpresas porque Argentinos venía de quedar último el torneo pasado y Arsenal es uno de los recién ascendidos.

En lo previo, se veía que este era un encuentro entretenido, y no defraudaron. Antes de llegar al primer cuarto de hora ya tuvimos las primeras dos emociones. La visita golpeó primero, tras un pase «riquelmeano» de Ezequiel Piovi a las espaldas de la defensa rival, habilitó a Facundo Torren quién sacó un potente remate que no le dejó otra opción al arquero Lucas Chaves que dar un rebote para que Ezequiel Cérica haga el gol con el arco prácticamente vacío. Esto ocurrió a los ocho minutos del encuentro.

La respuesta del local no tardó en llegar. A los 14, Francis Mac Allister capturó un rebote de afuera del área tras un conjunto de centros (que la defensa de Arsenal nunca terminó de despejar) para sacar una violenta volea de derecha que dejó sin respuesta a un perplejo Maximiliano Gagliardo, empatar el encuentro y anotar su primer gol en el torneo.

Sobre el final de la primera mitad fue levemente superior la visita, manejando más y mejor la pelota y llegando al área rival tanto mediante el juego asociado como a través de desbordes y centros.

Sin embargo, lo que ocasionó el conjunto del viaducto en ese lapso de tiempo, fueron solo sustos para el Bicho. Salvo una pelota en especial, que Carlos Quintana sacó en la línea cuando su arquero no había podido tapar un violentísimo derechazo de Gastón Álvarez Suarez y tuvo que ser el segundo marcador central del Rojo (hoy de rosa, en conmemoración por la enfermedad de cáncer de mama) quién se vista de héroe.

En el segundo tiempo, se vivió un partido de igual a igual que estuvo para cualquiera. Y ese «cualquiera», hoy, fue Argentinos. Damián Batallini logró llegar hasta el fondo de la cancha y desbordar para que Gabriel Hauche, que mide como una pulga pero que también salta como una, imponga respeto en el área rival, elevándose entre medio de los dos marcadores centrales de la visita (Fabio Pereyra y Franco Sbuttoni) y les gane el cabezazo para lograr la segunda y definitiva caída de la valla rival.

En un partido entretenido, de buen fútbol y con llegadas al área contraria por ambos lados, el Bicho ganó, voló a la cima del campeonato y le revolotea zumbándole en el oído a Boca.

 

Por Franco Janzcweski