En un partido más que trabado, el equipo de Tres de Febrero logró una importante victoria ante Atlético Rafaela, y se acomoda en puestos de reducido.

Después del bochornoso episodio ocurrido el sábado en el contexto de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca, el partido se programó para el domingo, claramente sin que importen ni la fecha de la Superliga y menos que menos, la del Nacional B, que prácticamente no les inmutó, porque no se cambiaron sus respectivos horarios. Quizás la única desventaja era que todos los flashes iban a parar al tanto hablado encuentro.

 Luego de tanto ida y vuelta, terminó finalmente suspendida la “Final del mundo” o “Final del planeta tierra tal como lo conocemos”, por lo que las categorías menores recuperaron aunque sea una cámara, un micrófono y también a algún que otro hincha que tiene pasiones compartidas por dos escudos.

En el partido de Tres de Febrero, a pocos metros de la famosa división entre Capital y la Provincia de Buenos Aires, Almagro recibió a Atlético Rafaela por la onceava fecha del Nacional B. Una gran cantidad de público se movilizó para ganarse un lugar y presenciar el enfrentamiento, que de por sí pintaba atractivo en primera instancia. Dos conjuntos que fueron protagonistas de la edición pasada de la categoría y que a trompicones buscan serlo en la actual.

En los primeros minutos, ya apareció un indicio de cómo iban a desarrollarse las acciones. Al estilo ascenso. Pelotazos a mansalva al nueve de turno para picotear, ausencia del mediocampo, control y dominio escaso de la pelota en campo rival. Aun así, no se puede negar, pero de una forma u otra los acercamientos al área ocurren. No con frecuencia, pero se suceden.

El nueve, Jonathan Torres (que es muy táctico por cierto), inició una jugada por la banda derecha, con velocidad y fuerza física le ganó la posición al lateral Ferraro, y cuando vio el hueco para enviar el centro recibió una  agresión en forma de empujón. El árbitro Mastrángelo no se animó a dudar, pitó la pena máxima. Con el argumento de haber generado la jugada, el delantero acomodó la pelota, pero inmediatamente Damián Arce fue a pedirla y generó un cruce tenso entre ambos. Finalmente el número diez se hizo responsable de la ejecución. Ocurre casualmente que cuando existen disputas por tales motivos, hay una justicia divina que termina dándole la razón al que la merecía. Arce pateó, llevándose puesto tierra y cal, para que la pelota hiciese una trayectoria lenta y desviada directamente al palo. Al ver tan magnitud de suerte, Baroni corrió a despejar la pelota fuera del Estadio para que el resultado continuase sin anotaciones.

La adversidad puede funcionar como inyección anímica en ciertos momentos. En este, fue así. A partir de ese penal errado, el Tricolor tomó el control absoluto del partido. Lo mordió por todos lados a su rival, presionando o dejando que avance hasta mitad de cancha para marcar a los volantes. Un disparo flojo de Denis cuando apareció habilitado por uno de los flancos fue un llamado de atención para el plantel albiceleste, que parece ser que no lo supo reconocer.

 En una de las recuperaciones en campo propio, Adrián Torres partió por la banda izquierda y le envió un pase raso para Arce que la trasladó y se la entregó a Jonathan Torres, que con un gesto técnico de lujo, abrió las piernas porque atrás suyo, Marcos Litre se filtró evidenciando la desnudez defensiva de la Crema. Dio dos pasos y ante la salida desesperada de Macagno, definió suave y sutilmente al lado del palo derecho. Uno a cero a favor del local y a sacar del medio.

Claramente no fue una tarde próspera para los delanteros Quiroga y Borgnino. Las cartas más usadas del equipo. El pelotazo siempre buscaba al ex Patronato, para que la bajase y la acción partiese desde allí. Pero no siempre  terminaba con buen resultado. En algunas ocasiones estaba muy lejos de la zona de remate, al igual que su dupla de ataque, que a veces se tiraba a jugar como un clásico wing. Por eso mismo, en el conteo general, sólo aparece un remate por arriba del travesaño.  Nada más. Resulta un tanto extraño que con jugadores de buen pie no se pueda hacer más nada que eso en noventa minutos.

La primera etapa demostró un partido trabado, pero que encontró una mejoría cuando se pasaron los 5 minutos. Eso sí, el complemento, fue simplemente decepcionante, como para no escatimar en adjetivaciones indirectas. Ya desde el inicio, Almagro se puso en plan de resistir como sea el uno a cero. Rafaela, no se dignaba a jugar. Lo único que generaron fueron pelotazos largos buscando a Quiroga. Borgnino buscó con su habilidad y demostró su juventud (no paró de correr nunca) pero poco a poco se fue desvaneciendo. Albertengo duró sólo un tiempo, y su reemplazante Montagna mostró sangre joven y con ganas de desequilibrar, pero le faltó la última jugada. Lo mismo para Ángelo Martino, que ingresó sobrecargado de revoluciones pero falto de ideas.  Le costó mucho al Chocho Llop encontrar una respuesta en el banco, o en un esquema distinto. La única medianamente cercana que hubo, fue un cabezazo inerte de Quiroga, que ganó una después de todo, pero que no sobresaltó a Horacio Ramírez.

Favio Orsi, con un planteo mezquino pero efectivo, se ganó tres puntos muy importantes en su casa y consiguió un salto importante en lo que respecta a la tabla de posiciones del Nacional B. Entró directamente en puestos de reducido, acomodándose en la quinta ubicación y quedando a 7 puntos del, por ahora, líder Nueva Chicago. La semana que viene tiene una dura parada cuando viajen para Lomas de Zamora y enfrenten a los Andes, pero con los ánimos después de este encuentro, es un poco más fácil jugar.

Por el lado de la Crema, se quedó en las puertas de los puestos para el ascenso. Hay que replantear muchas cosas de cara al próximo partido en Santa Fé. Ya de por sí, el juego en la mitad de la cancha tiene que aparecer, aunque sea un poco.

 

Por Leandro Quiroga