Sebastián Dubardier en la derrota ante Tigre.

Momento complicado para el cuadro pincharrata que no encuentra un equilibrio en la Superliga.

El pasado domingo Estudiantes de La Plata volvió a caer, en esta ocasión fue ante Tigre en Victoria. Razón suficiente para preocuparse, es que el equipo comandado por Lucas Bernardi no jugó para nada bien a lo largo de los 90 minutos, a eso podemos sumarle que su mal desempeño fue contra uno de los cuadros que no había ganado nunca en lo que iban de las primeras nueve fechas de Superliga.

Esto lejos de ser cosa de un partido, se viene dando desde hace meses, incluso desde antes de finalizar el pasado torneo, el cual tuvo como campeón a Boca Juniors. Competición en la cual el conjunto en ese momento dirigido por Nelson Vivas, tenía controlada en las primeras 9 fechas colocándose como el único puntero.

Pero luego de la derrota ante Banfield, el club platense no hizo más que bajar su performance, y comenzó mostrar un rendimiento muy soso y apagado. (Con respecto a lo que se venía viendo en las primeras fechas)

A pesar del mal juego, los buenos resultados conseguidos antes y algunos posteriores al bache, lograron colocarlos terceros en la tabla final, consiguiendo así entrar a la copa Libertadores del año que viene.

Pero fue a partir de ahí que se vio el Estudiantes que aún perdura hasta el día de hoy. Quedando eliminado de esta competición, solo haciendo un buen papel en los últimos partidos y dejando mucho que desear, el León entro a la Copa Sudamericana para intentar conseguir la revancha. Entre medio de esto y con la llegada del entrenador Gustavo Matosas el club intento acomodarse a un nuevo ciclo que llego tan rápido como se fue.

Mal desempeño en el torneo local y quedando fuera de la copa, el Pincha parecía bajarle los brazos a todas las competiciones (Por lo menos por el 2017). En eso asumió el cargo de entrenador interino Leandro “El Chino” Benítez y semanas después, fue presentado su actual Dt, Lucas Bernardi.

Teniendo en cuenta todo esto se puede ver él porque el club platense solo posee once de los 27 puntos en juego. Y porque no importa si gana o pierde, nunca se lo ve como el Estudiantes que era en aquel comienzo del torneo 2016. Además el presidente Juan Sebastián Verón sueña con un renacer pincharrata en cuanto a su estilo de juego. Alejándose de su histórico y glorioso Bilardismo que tantas alegrías ha dado por 1 y 57.

Los cambios de técnico, el no tener una idea fija de juego, la mala administración del equipo entre competiciones y a su vez, la mala decisión de incorporar viejas “Leyendas” del club que no están rindiendo (Como lo son Mariano Pavone, Gastón Fernández y Pablo Lugüercio) pusieron a el club en su posición actual.

Un equipo sin ideas, que solo tiene quince minutos de euforia por partido y en el cual no se ve que todos los jugadores estén pateando la pelota para el mismo lado.

Por Lisandro Krikorian