Deportivo Merlo derrotó 1 – 0 a Guillermo Brown de Puerto Madryn en el estadio Nuevo Franscisco Urbano y se hizo con sus primeros 3 puntos y de la punta del campeonato.

En una jornada opaca de fútbol Deportivo, Morón tuvo su debut como local en torneo de la Primera Nacional y dejó un sabor agridulce: ganó, pero no jugó bien. Había que estar en el estadio para sentir esa mezcla de dulzura y amargura, por un lado se escuchaba cantando «Vamos a volver» y por el otro se escuchaba al hincha común diciendo «Jugando así no volvemos a ningún lado».

Le ha pasado últimamente al Gallo esto. Desde que se consagró campeón de la B Metropolitana en 2017 nunca logró volver a aquel juego descollante y su plantel se desmanteló (salvo por el ídolo, Damián Ackerman) como suele ocurrir en Argentina con un equipo chico cuando se destaca, lamentablemente. Esa camada de jugadores se disolvió y a partir de allí Morón se resignó a deambular por la mitad de la tabla de la segunda división del fútbol argentino (al punto tal que la temporada pasada peleo el descenso).

En medio de un partido que deambuló entre regular, malo y muy malo, el gol no pudo haber llegado de otra manera que no fuera un córner que la defensa de la visita nunca pudo despejar, y un Cesár Taborda que salió a despejar con los puños irresponsablemente ya que nunca vio al delantero rival, Esteban Ciaccheri, que estaba parado en frente suyo y que la pelota simplemente le rebotó y se metió hasta el fondo de la red.

En cuanto al equipo de «Las Ballenas» poco hay que decir. Volvió a dejar una imagen pálida, una imagen de un equipo sin reacción. Le ganaron de local la primera fecha y no reaccionó, jugó contra un equipo que tampoco estaba bien y tampoco reaccionó. Cuando Brown reaccione, el fútbol le va a llegar solo.

Por Franco Janzcewski