Quique Monleón Ciurana

El capítulo 2 de jóvenes salvadores está siendo rodado esta temporada en Valencia. La temporada pasada estuvo marcada por la aparición de Javi Guerra y Diego López que sostuvieron al equipo con sus goles milagrosos mientras que esta temporada hemos vivido el nacimiento de una nueva estrella, Mosquera, que es mucho mejor y hace menos ruido que un Pau Cubarsí al que el marketing del Barça y la presión con solo 17 años lo llevarán al estancamiento como jugador. 

El Valencia es uno de los equipos de moda en nuestra liga. El equipo comandado por Rubén Baraja, pese a haber empeorado su plantilla respecto a la anterior campaña se mantiene firme en su pelea por las plazas europeas con una plantilla que roza el 24,2 años de edad en cómputo general, concepto que da a entender la casta y coraje que hay en un vestuario más unido que nunca, desde el que menos juega al que más, que es de quien hablaremos hoy: Cristhian Mosquera.

El central hispano-colombiano se ha hecho con el liderato de la zaga cuando nadie se lo esperaba. Empezó maravillosamente bien la temporada, variando con Diakhaby y Paulista en lo que a estar en la zaga se refiere. Ahora que ni brasileño está (Atlético de Madrid) y Diakhaby ha padecido una calamitosa lesión, la frase “Mosquera y otro” se oye con asiduidad en los aledaños de Mestalla donde ha cuajado partidos dignos de central con carrera, como la portería a cero ante el Atlético de Madrid o los empates ante Barça y Real Madrid que muestran que su edad son puros números y que el defensor está listo para todo desafío como mostró ante el Getafe donde dos misiones tenía el jugador nacido en Alicante: cuajar un partido a la altura de lo visto esta temporada con el aún joven central, que llama y con fuerza a la puerta de la selección absoluta y mantener centrado a un Cenk Özkacar que parece que le ha llegado la oportunidad y después de su actuación ante el Getafe, el turco parece haber dicho que está aquí para quedarse y despejar esas dudas dejadas los dos años que lleva el otomano en casa valencianista.

Los números acompañan a Mosquera y que sea seleccionado prontamente por Luis de la Fuente es un hecho: zaguero que suma más minutos esta temporada en el Valencia de un Baraja al que no le quedan adjetivos para describir al cafetero y ocho porterías a cero con Cristhian sobre el campo, números que son sobresalientes para un adolescente que está asumiendo el rol de central experimentado tras la fuga de esa jerarquía que poseía Paulista y que está siendo asumida por el joven central sin pesarle lo más mínimo el rol. 

Una buena defensa hace un buen ataque y que los números de Mosquera estén siendo tan buenos hacen que el Valencia y sobre todo, Mamardashvili y Hugo Duro sonrían. 31 goles son los encajados por el Valencia esta temporada que y por el momento, están lejos de los 45 que recibió a final de temporada y que casi le condenan a la segunda división. Por otro lado. Que el Valencia encaje menos y se haga fuerte en su área hace que meta más goles, llevando 32 haciendo que la equivalencia dé positiva en parte por la eficacia ofensiva mostrada por Hugo Duro esta temporada con 12 goles y que está certificando muchas victorias (muchas por la mínima como la vista ante el Getafe). Que Hugo Duro marque goles está genial pero estos serían en vano si el nivel de Mosquera no fuese el mostrado hasta el momento porque para qué serviría meter goles si nos los meten a nosotros: una buena defensa hace un buen ataque.

De Mosquera poco que no sepamos ya. Central contundente, hablador y líder no habiendo llegado a la veintena aún, con una salida de balón a la altura de los Ayala y que y sobre todo es fundamental, con los pies en la tierra, centrado al igual que muchos de los considerados salvadores, en devolver al club de su vida a las grandes citas que parecen lejos pero en verdad tanto no lo están. Fuera del campo, tímido y poco hablador, dentro, como si del patio de colegio fuese: líder y mostrando la sonrisa que es la de todos los aficionados valencianistas quienes, se asustaban por los cantos de sirena de Atlético de Madrid o Milan pero que respiran tranquilamente tras certificarse la renovación del hispano-sudamericano hasta 2026. Hay Mosquera para rato.